¿Te has puesto a pensar cuánto tiempo pasas expuesto al sol? No sólo lo hacemos cuando nos damos una escapada a la playa y nadamos, paseamos en kayac, jugamos voleibol o simplemente tomamos una siesta mientras agarramos un poco de color.
También lo hacemos cuando estamos esperando el bus, cuando nos ejercitamos, a la hora del receso escolar, en horas laborales… Todos los días, al menos en un momento, nos asoleamos. Por ello es sumamente importante que seamos conscientes de los daños en nuestra piel que la prolongada exposición al sol puede provocar.
Pero antes ¿sabes cómo actúan los rayos solares sobre nuestra piel? Al tomar el sol, nuestro organismo inicia el proceso de producción de melanina, una sustancia natural que pigmenta nuestros ojos, cabello y piel.
A esta última también la protege de los rayos ultravioletas solares: los UVB, que enrojecen la piel y los UVA, responsables de broncearnos y algunos daños profundos en la dermis a largo plazo como el envejecimiento prematuro, falta de elasticidad, manchas y en ocasiones, lesiones más graves como los melanomas.
Los golpes de calor son uno de los riesgos más comunes de tomar el sol. Cuando esto sucede la piel se enrojece, la temperatura corporal aumenta y se presentan mareos. Quemaduras solares, pérdida de luminosidad, falta de hidratación natural, tono desigual, manchas, brotes de acné, piel verdosa o amarillenta, aparición de arrugas, aumento del tamaño y textura de lunares, entre otros, son los mayores riesgos para nuestra salud y que pueden requerir asistencia de un especialista.
Sin embargo, el sol también nos aporta beneficios, pues activa nuestra circulación, produce vitamina D3, aumenta la absorción de calcio y fósforo, fortalece los huesos y nuestro sistema inmunológico, equilibra el sistema nervioso, influye en nuestro estado de ánimo y ayuda a combatir la depresión.
No obstante, el cuidado de la piel es cosa de todos los días, incluso cuando está nublado. Podemos prevenir cualquiera de los efectos antes mencionados si evitamos la exposición en las horas en las que los rayos solares están más intensos, utilizando sombreros, gorras y lentes de sol y aplicando un protector solar adecuado para tu tipo de piel y actividades diarias. De hecho, para las mujeres, es ideal incluirlo en la rutina de belleza y aplicarlo antes del maquillaje.
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