¿Te gusta viajar? Estás en el camino correcto para mantener un cerebro sano.
Viajar siempre ha estado asociado con bienestar a cualquier edad: ayuda a romper las rutinas y a conocer nuevos lugares, gente y cosas. Cuando somos niños, pensamos en las vacaciones familiares; cuando somos adolescentes, muchas veces pensamos en tomar un año sabático para viajar o en la oportunidad de un intercambio escolar; durante la vida adulta, asociamos los viajes con la relajación, liberación de estrés y olvidarnos de nuestro trabajo y vida diaria.
Cuando somos más grandes, los viajes toman una nueva importancia. Más de un tercio de los viajeros tienen más de 55 años, de acuerdo con las estadísticas, quienes además gastan la mitad de sus ingresos anuales en esta actividad. Debido a que el enriquecimiento del estilo de vida juega un papel importante en la capacidad de recuperación del cerebro mientras envejecemos, la gente mayor que viaja frecuentemente goza de una mejor salud cerebral.
Dependiendo de cómo vives cada día, puedes hacer una gran diferencia para mantener a tu cerebro saludable, incluso influenciar el retraso o prevención de la demencia senil o el Alzheimer. Este nuevo concepto en viajes para tener bienestar está emergiendo para mejorar, no solo la salud de tu cuerpo, sino también la de tu cerebro.
Estudios recientes han demostrado una clara conexión entre una buena salud y los viajes, pues entre más complejos sean estos últimos, ayudarán a mejorar la agilidad del cerebro y proteger a los viajeros de sufrir enfermedades cardíacas.
El Estudio Farmingham sobre enfermedades cardíacas cita numerosos hallazgos vinculados entre estos aspectos, incluyendo uno que explica que las mujeres entre 45 y 64 años que vacacionaron por lo menos dos veces al año, tuvieron menor riesgo de desarrollar ataques al corazón o enfermedades coronarias, comparado con mujeres que vacacionan cada seis años o menos.
Por su propia naturaleza, los viajes motivan a las personas a mantenerse activas, hacer nuevos amigos, explorar y apartar tiempo para jugar y descansar. Hacer viajes produce que el cerebro se mantenga activo a través de diversos rangos de secuencias neuronales, llevando a diferentes beneficios cognitivos y de salud, como poner nuevos retos al cerebro si te has caído en una rutina diaria.
Mientras crecemos y llegamos a la tercera edad, tendemos a caer en este tipo de secuencias y a evitar nuevas actividades, pues buscamos actividades más cómodas que no representan retos nuevos y frustraciones, por lo que caemos en la trampa de acostumbrarnos a tareas familiares en el trabajo y en la casa, disminuyendo el tiempo que pasamos explorando o jugando.
En contraste, los niños, adolescentes y adultos jóvenes tienden a pasar más tiempo en actividades recreativas con amigos y explorando en la escuela o cualquier otro lugar. El cerebro tiene una regla: “Úsalo o piérdelo”, por lo que es importante buscar formas de fortalecerlo, de otra manera, lamentablemente, se debilitará y esto puede derivar en enfermedades.
En tu siguiente viaje, puedes implementar experiencias que ayuden a tu cerebro a largo plazo con estos cuatro consejos:
- Encuentra y elije experiencias agradables.
- Deja que te gane la curiosidad y busca algo nuevo y diferente.
- Protege a tu familia y a tus seres queridos.
- Juega, descansa y reflexiona sobre la vida, toma un poco de tiempo para recargar tu energía.
De acuerdo con los descubrimientos en neuroplasticidad, sabemos que el cerebro continúa creciendo y cambiando a lo largo de la vida. Esto significa que nunca es tarde para aprender nuevas habilidades y beneficiarse de una gran cantidad de actividades saludables. Viajar es una forma increíble de sacar ventaja de esto al involucrarnos en diferentes experiencias que activan las redes vitales del cerebro, para mantenerlo sano durante toda la vida.